¿Qué significa ser un ciudadano culto y autónomo en la sociedad digital?

La humanidad ha vivido una revolución a causa del progresivo desarrollo tecnológico. Gracias a Internet se ha modificado a gran velocidad nuestro entorno personal, profesional, nuestros modos de trabajar y de relacionarnos, de emplear nuestro tiempo libre.

Esta nueva etapa de cambios acelerados es denominada por Zygmunt Bauman como Modernidad Liquida. Nos encontramos en una encrucijada permanente ante la incapacidad de predecir el futuro cercano que nos exige una gran capacidad para adaptarnos a nuevas situaciones y resolver nuevos problemas de manera permanente.
Gota de agua 1
En esta sociedad se hace necesario desarrollar nuevas competencias que permitan al ciudadano gestionar este estado de cambio permanente: la competencia digital, la competencia aprender a aprender y la competencia de autonomía. Es así comprensible que la educación sea muy compleja, ahora no basta con ser transmisores de conocimiento, modelo dominante heredado del siglo pasado. La responsabilidad institucional de la escuela estriba en dotar al alumno de estas competencias indispensables para tener éxito en el momento que les ha tocado vivir.

El ciudadano del s. XXI requiere, sin ser exhaustivos, de habilidades de acceso, evaluación y organización, análisis e interpretación de la información en entornos digitales. No menos importantes son las habilidades que vendrían tras el contacto con la información, en este caso las relacionadas con la comunicación, colaboración e interacción. Finalmente, las relacionadas con la ética, la responsabilidad, toma de decisiones... (Véase el informe Habilidades y competencias del s. XXI para los aprendices del nuevo milenio en los países de la OCDE).

En el día en que elaboraba este post, alumnos de Secundaria me interrogaban sobre mi actitud ante la utilización de los smartphones en clase, en un curso en el que ya es habitual trabajar en proyectos con el ordenador (internet) como herramienta indispensable. Entre todos elaboramos un listado de usos que podríamos darle en clase: búsqueda de información, diccionario, calculadora, cámara, uso de distintas aplicaciones para tratar la información y comunicarla, .... Estos usos ya se van extendiendo fuera, pero sorprendentemente están tardando en formar parte del día a día. Todos coincidíamos en que no tardará -el uso ocasional ya es realidad-. Mientras tanto tenemos que ir aprendiendo distintas aplicaciones y herramientas, concretar los límites para su utilización y establecer las reglas que nos ayuden a ser responsables. Muchos pasos nos quedan que dar en su formación digital que les abra a otros usos, distintos al de ocio, y les favorezca su desarrollo personal y profesional. La adaptación está en marcha.


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